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NORMAL SUPERIOR DE PASCA: ESPACIOS DE PROYECCIÓN SOCIAL CON SU ENTORNO
LUIS ALIRIO REYES, ORLANDO BELTRAN, MAGDALENA RODRIGUEZ, CARMEN BERNAL NORMAL SUPERIOR NUESTRA SEÑORA DE LA ENCARNACIÓN PASCA-CUNDINAMARCA En Colombia, la escuela y la comunidad durante décadas han permanecido aisladas, situación que tiene su origen en la escasa reflexión de la realidad socioeconómica y cultural en el marco de las políticas Educativas; lo que ha llevado a los gobiernos a dar respuestas foráneas que permitan en determinado momento dar alguna solución a la falta de contexto real, en el cual se encuentran inmersas las políticas educativas. La Institución Educativa Normal Superior de Pasca, no fue la excepción a dicha problemática; por ello durante algún tiempo estuvo desarrollando un currículo descontextualizado y academicista. Pero, en el marco de la reestructuración de las escuelas Normales en el país y al interior del área de Ciencias Naturales, después de un diagnóstico se propuso e implemento la integración y correlación de temas con las demás áreas del conocimiento; con el fin de promover una cultura de conservación y uso sostenible del entorno ambiental a través del desarrollo de las competencias investigativas propuestas en el proyecto PRAES. “Rescate de la Ola Verde” , generando así espacios de proyección social. En el contexto mundial, la educación como institución fundamental del desarrollo de una sociedad, no puede ser ajena al fenómeno de la globalización, lo que implica cambios estructurales en todos los ámbitos. Es de reconocer, que en ocasiones se pierde de vista la realidad y las necesidades locales de los municipios, los valores como la solidaridad, la identidad y la equidad son remplazándolos por la gestión, la administración y la ejecución de políticas en pro de una falsa eficiencia; siempre susceptible de ser cuantificada y estandarizada. (RESUMEN)
sábado, 4 de junio de 2011
TEJIDOS CON HIPERVINCULOS
Tejidos (Video: http://www.youtube.com/watch?v=kmc1RJsoQSs
Tejidos. Un tejido es un conjunto de células similares que suelen tener un origen embrionario común y que funcionan en asociación para desarrollar actividades especializadas.
Los tejidos están formados por células y la matriz extracelular producida por ellas. La matriz es casi inexistente en algunos tejidos, mientras que en otros es abundante y contiene estructuras y moléculas importantes desde el punto de vista estructural y funcional.
A pesar de la complejidad del organismo de los mamíferos sólo hay cuatro tejidos básicos: el epitelial, el conjuntivo, el muscular y el nervioso.
El epitelial cubre superficies del organismo, recubre órganos huecos, cavidades, conductos y forma glándulas. Proviene de las tres capas germinales
El conjuntivo protege y sostiene el organismo y sus órganos, los mantiene unidos, almacena reserva de energía en forma de grasa y proporciona inmunidad. Se origina en el mesodermo al igual que el tejido muscular que da movimiento y genera la fuerza.
El tejido nervioso, con origen en el ectodermo, inicia y transmite los potenciales de acción que ayudan a coordinar las actividades. http://bloggers.diariodeavisos.com/maquinahumana/fp-content/images/tejidos.jpg
Tejido epitelial. http://matragut.files.wordpress.com/2010/11/tejidos.jpg
De revestimiento y glandular. El tejido epitelial está constituido por células generalmente poliédricas, yuxtapuestas, en las que se encuentra escasa sustancia extracelular. En general, las células epiteliales se adhieren firmemente unas a otras, formando capas celulares continuas que revisten la superficie externa y las cavidades corporales. Estos epitelios de revestimiento dividen el organismo en compartimentos funcionales y tienen un importante papel en la absorción de elementos nutrientes.
Además de estos epitelios de revestimiento se distinguen los epitelios glandulares, formado por células especializadas en la producción de secreciones. Hay también epitelios especializados en la captación de estímulos procedentes del medioambiente: son los neuroepitelios.
Las funciones básicas de los epitelios son recubrir separando compartimentos y secretar.
Epitelio de revestimiento
En la superficie de contacto con el tejido conjuntivo, los epitelios presentan una estructura llamada lámina basal. Esta estructura está formada, principalmente, por colágeno y glucoproteínas. En algunos epitelios sometidos a rozamiento, como la piel, por ejemplo, la lámina basal se fija al tejido conjuntivo subyacente por medio de finas fibrillas de colágeno, llamadas fibrillas de anclaje.
Esta lámina separa y une el epitelio al tejido conjuntivo, pero permite el paso de diversas moléculas.
La superficie libre del tejido epitelial recibe el nombre de superfice apical, que presenta estructuras que aumentan su superficie y/o les dan movimiento.
Las dimensiones y formas de las células epiteliales de revestimiento varían considerablemente: desde células aplanadas hasta células prismáticas altas, pasando por todas las formas intermedias. Los epitelios pueden ser:
· Por su número de capas: simples (una sola capa), estratificados (varias capas) o seudoestratificados (núcleos de diversas alturas pero las células se implantan en la misma lámina basal).
· Por las formas de sus células: escamosos (o pavimentosos), cúbico, cilíndrico
A continuación se describen los epitelios más comunes del cuerpo humano:
Según el número de capas. Según la forma de las células. Ejemplos y Función: Simple, Escamoso, Revestimiento de los vasos y Facilita la movilización de las vísceras
Cúbico. Revestimiento ovárico, Revestimiento
Cilíndrico. Revestimiento intestinal, Protección, lubricación, absorción y digestión
Estratificado. Escamoso, Revestimiento de la piel, esófago y boca, Protección
Cilíndrico. Conjuntiva del ojo, Protección
Seudo-estratificado. Cilíndrico, Revestimiento de la tráquea y los bronquios, Protección, transporte de partículas extrañas al exterior y secreción
Epitelios glandulares. Los epitelios glandulares están constituidos por células que presentan, como actividad característica , la producción de secreciones. Las células glandulares elaboran y elimina al medio externo o interno productos que no serán utilizados por ellas pero que tendrán pero que tendrán importancia funcional en otros sectores del organismo.
Los epitelios glandulares forman las glándulas. Éstas pueden estar formada por una célula o por un grupo de células epiteliales.
En las glándulas exócrinas el producto celular va a llegar a la superficie epitelial libre a través de los conductos. En las glándulas endócrinas, el producto de secreción es lanzado al medio extracelular y transportado por la sangre.
Las glándulas son órganos envueltos por una cápsula de tejido conjuntivo que crea tabiques, dividiéndolas en lóbulos, que en la mayoría de los casos, se subdividen en unidades menores.
Los vasos sanguíneos y los nervios penetran en la glándula dentro de los tejidos conjuntivos, aportando nutrientes y los estímulos nerviosos necesarios para las funciones glandulares.
Nutrición e inervación. Con raras excepciones, los vasos sanguíneos no penetran en los epitelios, de modo que la nutrición de éstos se realiza por difusión a través del tejido conjuntivo, de la lámina basal y de un número variable de capas celulares, para llegar a las capas celulares más superficiales.
Aunque los epitelios no tienen vasos están inervados, recibiendo terminaciones nerviosas libres que a veces, forman una rica red intraepitelial. http://kidshealth.org/teen/en_espanol/cuerpo/heart_esp.html
Renovación. Los epitelios son tejidos cuyas células tienen una vida limitada. Hay, por lo tanto una actividad mitótica continua. Sin embargo la velocidad de renovación es variable pudiendo ser muy rápida en ciertos casos y lenta en otros. http://www.embrios.org/celulasmadre/medicina_reparadora.htm
El tiempo libre: un enfoque desde la educación ambiental con filo; TOMADO DE www.ecoportal.net
Dado el momento actual que vive el mundo, en especial América Latina, se hace necesario que la educación ambiental (EA) sea efectiva, audaz, cortante, con filo, que de verdad funcione y no se quede como un relleno de los programas escolares o comunitarios, puesto que ya no hay mañana en cuestiones ambientales: el mañana es hoy. En la Cumbre de Río de 1992 Fidel Castro expresó de manera contundente que “Una especie está en peligro de extinción: el hombre”. En el 2009 afirma que en aquél evento pensaban que tenían varios siglos para enfrenarse al problema; “Yo mismo no lo veía en fecha tan cercana como 60 u 80 años”, y añade: “Hoy se trata de un peligro realmente inminente y sus efectos son ya visibles”.
En un artículo anterior, hemos propuesto que: “La educación ambiental (EA), actividad que de algunos años para acá ha adquirido, por vía natural, gran importancia, debe de adquirir también profundidad, fortaleza, ser una actividad educativa que contribuya a cortar estas sombras que se ciernen sobre la vida: debe ser un arma con filo para quienes no deseamos que se degrade más a la naturaleza y no se minen las posibilidades de desarrollo de la mayoría de la población de la tierra” (Quintanar, 2009).
Dado el momento actual que vive el mundo, en especial América Latina, se hace necesario que la educación ambiental (EA) sea efectiva, audaz, cortante, con filo, que de verdad funcione y no se quede como un relleno de los programas escolares o comunitarios, puesto que ya no hay mañana en cuestiones ambientales: el mañana es hoy; el entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, en la Cumbre de Río de 1992, expresó de manera contundente que “Una especie está en peligro de extinción: el hombre”; hoy afirma, en septiembre de 2009, que los presidentes reunidos en aquél evento (incluido Bush padre), pensaban que tenían varios siglos para enfrenarse al problema; “Yo mismo no lo veía en fecha tan cercana como 60 u 80 años”, y añade: “Hoy se trata de un peligro realmente inminente y sus efectos son ya visibles” (Castro, 2009).
No podemos olvidar que este tipo de educación, la ambiental, se encuentra dentro de los estrechos marcos de los sistemas capitalistas modernos (globales) que imperan en nuestros sufridos países, marcos que no le permiten desarrollarse, dada la naturaleza política de la educación, en general, y dado que, la EA, de llevarse a cabo como debiera, tiene como obligación, entre otras cosas, desenmascarar la esencia verdadera y las causas de los problemas ambientales en que nos han metido las grandes potencias a lo largo de siglos.
El tiempo libre
Todos disponemos de tiempo libre, primeramente entendido como tiempo de “no trabajo”; este tiempo (no dedicado a la producción o a los servicios) supuestamente es nuestro, un recurso personal, del que podemos disponer libremente y podría ser un tiempo de ocio, o dedicado a la superación personal.
Sin embargo, en nuestra realidad actual y diaria, tenemos que admitir que, como dijera Silva (Silva, 1982), “no es un verdadero tiempo libre, porque en realidad no es un tiempo para el desarrollo pleno del individuo”, y señalaba también que “es un “tiempo libre” en el que trabajamos para la preservación del sistema, es el tiempo de la plusvalía ideológica” , un tiempo en el que el sistema trabaja para lograr la adaptación del individuo y de los países a sus objetivos, sobre todo, comerciales y bélicos.
Tiempo libre y medios masivos de comunicación
Gran parte de este trabajo ideológico lo realizan los medios de comunicación tradicionales y, actualmente, las nuevas tecnologías de la información y comunicación.
Los medios tradicionales, como la radio y televisión acuden a la efectividad demostrada, para sus fines, de las radio y telenovelas, de las series de televisión que imponen estilos de vida ajenos a nuestra forma de ser, derrumbando gustos estéticos, arquitectónicos e incluso gastronómicos, fomentando estereotipos y sobre todo, no inculcando la valoración crítica del entorno y del contexto en que nos estamos desenvolviendo como individuos y como sociedad, desviando la atención de las mayorías hacia asuntos de poca o escasa importancia para el desarrollo social o económico de los países (por ejemplo, orientando la atención de las mayorías a la calificación o no del seleccionado nacional de fútbol al campeonato mundial, mediante coberturas especiales de las grandes cadenas televisivas), desorientando deliberadamente a la opinión pública.
Chomsky (1997), al referirse a los Estados Unidos de Norteamérica, cita entre los “verdaderos medios de comunicación de masas”, a “los tabloides, las comedias familiares, el Super Tazón, etcétera” y señala que “Estos sectores del sistema doctrinario sirven para distraer al populacho y reforzar los valores populares básicos: pasividad, sumisión a la autoridad, la virtud dominante de la avaricia y la ganancia personal, la falta de interés por los otros, el miedo a enemigos reales o imaginarios, etc. El fin es mantener al rebaño perplejo. No es necesario que se molesten con lo que pasa en el mundo. En realidad, es indeseable –si ven demasiada realidad, podrían proponerse cambiarla”.
En el marco del consumo, los medios hacen bien su trabajo: “las masas consumidoras reciben órdenes en un idioma universal: la publicidad ha logrado lo que el esperanto no pudo. Cualquiera entiende, en cualquier lugar, los mensajes que el televisor transmite”, nos dice Galeano (Galeano, 2007); gracias a esos mensajes, continúa, “el tiempo de ocio se va haciendo tiempo de consumo obligatorio. Tiempo libre, tiempo prisionero”.
Enajenación
El tiempo libre se vuelve prisionero porque resulta que ya no podemos ni descansar cuando dormimos: usted debe de tomar agua (embotellada, claro) para que ésta trabaje por la noche y amanezca su rostro más juvenil, debe reparar su cabello cuando duerme, debe de dormirse maquillada para que los efectos rejuvenecedores del milagroso maquillaje logren su finalidad; es decir, que el tiempo libre de descanso ya no lo es: es tiempo de seguir consumiendo; cualquier momento y lugar son propicios para que le recuerden que usted pertenece a la publicidad, que el tiempo de su vida no es suyo y no puede dedicarlo a leer un buen libro o a escuchar música que no sea “de moda”, a ver una película de la India (y no “norteaméricana”), por ejemplo, simplemente porque usted se encontraría completamente fuera de lugar, intentando usar su tiempo para cultivarse.
Todos somos testigos de que han proliferado los equipos de música personales: una buena cantidad de personas los usan, y por mucho tiempo del día; sin embargo, no pueden escapar del circuito de música comercial; no por usar esos equipos, la gente conoce la música andina, el blues, los sones huastecos o las sinfonías; simplemente se tiene más de lo mismo, no se propicia el desarrollo musical de la persona.
El consumidor modelo
La idea de todo este andamiaje es la consolidación, por el sistema capitalista global, del ser humano perfecto: un consumidor acrítico y a-histórico; no de un ser pensante, que busque su superación y la del resto de la humanidad, la convivencia armónica con la naturaleza, no la de un ser que busque las raíces humanas en la cultura universal.
La destrucción paulatina de las riquezas naturales, sociales, culturales y hasta humanas, por parte de las naciones poderosas (Estados Unidos, Alemania, Japón, etc.) no es ficción, no es una posibilidad remota: es real y es actual: es real y actual que se pretenda borrar de la memoria de los pueblos a los patriotas que lucharon por la independencia, a las tradiciones gastronómicas, a la forma de hablar característica de una nación; la proliferación de tratados de libre comercio y de megaproyectos, ya sin tocar los desbalances provocados por los medios de comunicación (¿desorientación?) masiva, contribuyen a ello.
¿Y la educación ambiental?
El carácter político de la educación ambiental sugiere que se tome en cuenta el aspecto del tiempo libre: este debe de ser un tiempo para la superación y el desarrollo del individuo, sin embargo, es el tiempo del control ideológico de las multitudes, de su adecuación al sistema, de su adaptación al consumo.
La concepción que se nos inculca sobre el tiempo libre como tiempo de consumo, de plusvalía ideológica, no es, afortunadamente, la única: Munné (1988), explica que “Al considerar globalmente los estudios e investigaciones realizados, se advierten dos grandes tendencias que… pueden ser calificadas respectivamente de burguesa y marxista. Cada una… presenta una concepción del ocio o tiempo libre irreductible a la otra, en la que la libertad juega… un papel fundamental”
Apunta Munné que, los puntos de vista comunes de las corrientes burguesas, sobre el tiempo libre, son escasos, pero sí pueden apreciarse tres características que se refuerzan entre sí: el subjetivismo en lo psicológico, el individualismo en lo sociológico y el liberalismo en lo político.
Las corrientes marxistas, en cambio, primero realizan una crítica al tiempo libre burgués (considerándolo alienado y patológico) y construyen un modelo para el tiempo libre en el comunismo: “un tiempo auténticamente libre, síntesis dialéctica del trabajo y del ocio, opuesto al tiempo de trabajo alienado, pero no al tiempo de trabajo libre”; la interpretación del tiempo libre es “objetiva, colectiva y planificadora”, según el mismo autor.
Afanasiev (1984) considera que el tiempo libre, en el comunismo, es el tiempo que le queda al individuo “después de haber cumplido sus deberes de producción y familiares y satisfacer las necesidades fisiológicas”; entre otras cosas, considera que el tiempo libre es necesario para que el trabajador desarrolle todas sus capacidades intelectuales y físicas, cuestión que redunda en el rendimiento del trabajo; el tiempo libre se ocupará para elevar su calificación, para templarse física y espiritualmente y ampliar su cultura general, permitiría a los trabajadores dedicarse a la labor social y a adquirir los hábitos de gobierno en los asuntos públicos, cultivar las ciencias, la técnica, el arte y el deporte, descansar de manera activa, perfeccionar armónicamente sus cualidades espirituales y físicas; “el empleo eficaz del tiempo libre es una premisa importante para la formación del individuo desarrollado en todos los aspectos en la sociedad socialista”.
Es decir, el tiempo libre sí es un tiempo útil al individuo y a la sociedad, además de un tiempo de recuperación de las energías para seguir en el proceso productivo; nada que ver con el consumismo (aunque sí con el comunismo).
En el marco de la educación ambiental con filo, se debe entonces:
1. Incorporar el análisis del tiempo libre y poner de manifiesto el mecanismo mediante el cual este se ha convertido en tiempo prisionero; este mecanismo debe contextualizarse y debe darse a conocer su historia; sólo así es que podemos mostrar que la versión del tiempo libre que se nos ha presentado, desde que tenemos memoria como seres individuales y pensantes no es la única, ni la verdadera, ni la más adecuada.
2. Se debe trabajar en la concientización de que la publicidad no sólo usa, sino que abusa de nuestro tiempo libre:
a) Se nos crean necesidades que sólo serán satisfechas mediante el consumo: una condición para que el estado de cosas continúe es el consumo indiscriminado de objetos, lo cuál se puede mantener a condición de que la gente no vea los objetos que consume por su función real, sino por funciones agregadas, desde fuera, de corta duración, por lo que deben renovarse continuamente.
b) En el tiempo libre se contribuye a mantener y consolidar el estado de cosas existentes, entre otras razones, por la construcción de seres acríticos y a-históricos.
Debe de lucharse por dejar claro nuestro pasado e identidad, dentro del marco de Latinoamérica y denunciar las formas en que se manipula al ser humano a través de la publicidad, de las agencias de noticias, etc., para que se diluya poco apoco esa identidad
3. Debe también promocionarse el uso racional del tiempo libre, tanto dentro del marco socio-político dado, como dentro de espacios menos restringidos: dado que ya nos movemos en los marcos ideológicos del sistema imperante, se hace necesario que lo poco que se pueda hacer para mejorar la calidad de ese tiempo, entendida la calidad como la obtención de una superación del individuo en todos los aspectos, en ese marco, de verdad se haga.
José Martí escribió, una vez que conoció a los Estados Unidos y sus intenciones para con el mundo: Viví en el monstruo y le conozco las entrañas; a todos nosotros nos ha tocado, en esta realidad actual, dada la globalización neoliberal capitalista (un monstruo todavía mayor al que conoció Martí), vivir también en el monstruo; que sea la educación ambiental con filo, en las mente de los latinoamericanos comprometidos con un mejor futuro, una herramienta que le acaricie las entrañas. www.ecoportal.net
Luis Quintanar Medina - Tecnológico Universitario del Valle de Chalco, México.
Referencias
-Afanasiev V. (1984). Fundamentos del comunismo científico. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.
- Castro F. (2009). Una especie en peligro de extinción.
http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/(...)
http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/(...)
-Chomsky, N. (1997). Lo que realmente quiere el tío sam. Tercera edición, Siglo XXI Editores, México.
-Galeano (2007) El imperio del consumo.
www.ecoportal.net/content/view/full/67450
www.ecoportal.net/content/view/full/67450
-Munné F. Psicosociología del tiempo libre. Un enfoque crítico. Trillas, 1988
-Quintanar L. (2009). Una educación ambiental con filo.
www.ecoportal.net/content/view/full/85650
www.ecoportal.net/content/view/full/85650
-Silva L. (1982). Teoría y práctica de la ideología. Editorial Nuestro Tiempo, México, décima-primera edición
Educación ambiental y formación de valores: Humanismo, solidaridad y responsabilidad; TOMADO DE www.ecoportal.net
La enseñanza de valores es un tópico que en los últimos años se ha desarrollado en la educación contemporánea. Valores como Humanismo, solidaridad y responsabilidad, son sólo algunos de ellos, los cuales son considerados y tratados en los actuales programas educativos y cursos. En el caso de la educación ambiental, estos valores son de gran importancia: su contenido se relaciona con las cuestiones fundamentales de la contaminación, la extinción de especies, el agotamiento del agua potable, etc.
Introducción
La enseñanza de valores es un tópico que en los últimos años se ha desarrollado en la educación contemporánea. Valores como Humanismo, solidaridad y responsabilidad, son sólo algunos de ellos, los cuales son considerados y tratados en los actuales programas educativos y cursos.
En el caso de la educación ambiental, estos valores son de gran importancia: su contenido se relaciona con las cuestiones fundamentales de la contaminación, la extinción de especies, el agotamiento del agua potable, etc.
La incorporación de estos tres valores (humanismo, solidaridad y responsabilidad), a la educación ambiental, su consideración y tratamiento debe ir a la esencia de los problemas ambientales y no a cuestiones superficiales, carentes de contenido.
En el presente artículo tratamos tres valores: el humanismo, la solidaridad y la responsabilidad, primero, mostrándolos, en el contexto de lo ambiental, luego, considerando su tratamiento por la educación en general y la educación ambiental, en el ámbito de América Latina
1. Ambiente y ciertos valores importantes
Humanismo
Según Chávez (2007) el humanismo es el amor a los seres humanos y la preocupación por el desarrollo pleno de todos sobre la base de la justicia, siendo algunos de sus indicadores: el respetar a las personas por su valor intrínseco, humano, propiciar un clima de respeto, confianza y amistad, sentir los problemas de los demás como propios, auto controlar las manifestaciones de agresividad que pueden darse hacia otras personas, afectando su integridad, etc.
En lo relacionado con las cuestiones ambientales, la falta de preocupación por el ser humano, la falta de humanismo, se manifiesta a varios niveles y por medio de varios agentes en cada caso: Las grandes potencias, como estados Unidos, por ejemplo, consumen de manera indiscriminada la energía del planeta, ascendiendo a cifras descomunales, desde hace muchos años: Según Martínez (2007), en 2001, Estados Unidos de América, con el 4.7 % de la población mundial consumía, por habitante, 5 veces más que la media mundial. Lo más irritante es su pretensión de seguir manteniendo su estilo insostenible de vida, a costa de los recursos energéticos de otros países, sobre todo de América Latina.
Otro ejemplo: lo que se gasta en publicidad en el mundo (un millón de millones de dólares anuales) sería más que suficiente para lograr la salud reproductiva de las mujeres (12 mil millones, según Martínez (2007)): ¿En dónde ha quedado el humanismo?
Solidaridad
Según Chávez (2007) la solidaridad es el comprometerse en idea y acción con el bienestar de los otros, tanto en los pequeños colectivos, como entre las naciones; un indicador es el identificarse con las causas justas y defenderlas, así como participar activamente en la solución de los problemas del grupo y la comunidad.
Lejos de propiciar la solidaridad, el sistema capitalista actual propone el aislamiento del individuo, la despreocupación por el prójimo, mediante la propagación del uso indiscriminado de las nuevas tecnologías, como el celular, ciertos videojuegos, los equipos personales de música, el implantar un televisor en cada habitación, etc. Refiriéndose al ámbito económico, Delors (2008) dice que “La actual atmósfera competitiva imperante en la actividad económica de cada nación y, sobre todo, a nivel internacional, tiende además a privilegiar el espíritu de competencia y el éxito individual”. Esta situación, que definitivamente no apoya al humanismo, propicia la generación de seres individualistas, cuya visión está sólo cerca de sí mismos, debilitando los posibles intentos de solidaridad.
En relación con lo ambiental, aunque la solidaridad no puede tener fuerza para resolver problemas con raíces en la economía o la política, sí pudiera ser un elemento que ayude a su solución; existe una gran cantidad de causas justas que ameritan ser defendidas, como la no utilización de biocombustibles para alimentar autos, antes que personas, la oposición a la matanza innecesaria de ballenas, etc. Las nuevas tecnologías, que pudieran ser usadas para fines solidarios, son impedidas por la acción poco adecuada de los dueños de los medios de comunicación masiva y por la estimulación de su uso de una manera poco enriquecedora.
Responsabilidad
Es el cumplimiento del compromiso contraído ante sí mismo, la familia, el colectivo y la sociedad (Chávez, 2007); sus indicadores son el desarrollar las tareas asignadas con calidad, el autorregularse moralmente mediante la crítica y autocrítica, el respetar la legalidad, el cuidar el ambiente, entre otros.
Definitivamente el cuidar el ambiente no ha sido la prioridad de las grandes potencias contaminadoras, o de las empresas dedicadas a la cacería indiscriminada, o de los vendedores clandestinos de animales en peligro de extinción; los culpables evaden su responsabilidad, evitando firmar acuerdos que los comprometan de verdad a acciones reales.
La legalidad (y el humanismo) se ve burlada cuando un país decide enviar sus desechos peligrosos o tóxicos a otro porque la legalidad en su país impone cuotas económicas grandes con relación al destino o tratamiento de tales desechos, mientras que otra permite cuotas muy bajas.
2. Educación ambiental y formación de valores en América Latina
Los anteriores son sólo algunos ejemplos de la realidad que vive el mundo y en especial algunas regiones o países.
En el caso de América Latina, la cercanía de los Estados Unidos de América, su influencia económica, militar e ideológica es un cáncer en la educación ambiental; no puede haber educación ambiental sana dentro de una educación que se mueve en lo superficial del mundo y sus problemas; la cuestión es que los medios de comunicación masiva promueven, inducen en las mentes de los receptores, visiones sobre el mundo y sus problemas, muy superficiales y desorientadas, pero poderosas; de hecho, más poderosas aún que las que se obtienen mediante las acciones escolares.
La influencia del modo de vida “americano” en América es muy grande y la población aspira a tener al menos dos carros por familia, varios televisores en casa, computadora (s), celular (es), etc., sin importar la generación de contaminantes que se propicia con ello ni la cantidad de energía consumida o el agua derrochada, sin pensar en el futuro y a veces ni en el presente.
No obstante el fracaso de muchos latinoamericanos que buscan “el sueño (¿pesadilla?) americano”, muriendo en el intento de pasar la frontera hacia “el país de la libertad”, pereciendo allá mismo por diferentes razones, o viviendo relegados socialmente de varias formas, la influencia es tal que siguen los intentos.
La escuela, en este contexto “americanizado”, lucha por lograr su función pero, debilitada, sin éxito; recordemos que “Los valores se configuran mediante la experiencia de la persona concreta que está en formación y desarrollo, lo que está determinado por el sistema de relaciones que establece con sus coetáneos, su familia, el medio que lo rodea y por la naturaleza de las actividades que desempeñe en estas” (Báxter, 2003).
3. Tareas de la educación ambiental
El tratamiento de estas cuestiones en los programas de educación ambiental es muy importante, sobre todo cuando se ha puesto de moda la consideración de los valores en la educación formal:
-Los ejemplos mencionados en cada uno de los valores considerados, desarrollados y argumentados plenamente, pueden servir de base para el tratamiento de los valores desde la educación ambiental
-Un concepto muy importante es el de huella ecológica, el cuál muestra la gran diferencia entre los países desarrollados y los otros, con relación a su uso del planeta: la comparación de un 9.4 por Estados Unidos de América (2005) contra un 3.4 por México y un 2.8 por Argentina, o de un 6.4 por los países con ingresos altos contra un 2.2 de los que tienen ingresos medios nos muestra el grado de humanismo y solidaridad que existe en el mundo de hoy
-Ligado al concepto anterior y a los valores que estamos considerando, se encuentra el concepto de deuda ecológica, como muestra de la falta de humanismo, solidaridad y responsabilidad de los países poderosos y altamente contaminantes (“el norte”) con respecto a los otros (“el sur”). Ambos conceptos, deuda y huella ecológica deben de ser difundidos y explicados, para su comprensión y uso preciso por quienes se educan ambientalmente. www.ecoportal.net
Luis Quintanar Medina, Tecnológico Universitario del Valle de Chalco
Referencias
-Báxter E. (2003). Cuándo y cómo educar en valores. Editorial Pueblo y Educación, La Habana, Cuba.
-Chávez J. (2007). Programa para la educación en valores, en: Labor educativa. Selección de lecturas. Editorial Pueblo y Educación, Cuba.
-Delors Jacques (2008) La educación encierra un tesoro. Siglo XXI, México.
-Martínez O. (2007). La compleja muerte del neoliberalismo. Editorial de Ciencias sociales, La Habana, Cuba.
De las finanzas al ambiente: principios para superar las crisis; TOMADO DE www.ecoportal.net
Ya Friedman (2009) estableció una relación entre la desestabilización del mercado y de la madre naturaleza, teniendo, según él, ambas las mismas causas, y escribió sobre un colapso mayúsculo en la responsabilidad individual e institucional de actores clave tanto del mundo natural como del financiero: se privatizan los beneficios obtenidos del ambiente y sociabilizan las pérdidas creando cadenas perversas de riesgo creciente, evitando ser responsables de ellas más tarde e implantado una cultura de la irresponsabilidad.
En el mundo financiero -y que hoy adaptamos a la realidad ambiental- existe un principio conocido como YNE/TNE: “Yo no estaré o tú no estarás cuando todo vaya mal”, esto expresado en palabras cotidianas: yo me acomodo ahorita, otro vendrá atrás y resolverá; yo no estaré. Bajo este principio somos creadores de riesgo y constructores de miseria, generadores de más activos tóxicos y promotores en el sistema socio ambiental de la inequidad, del desequilibrio y de malestar.
En materia ambiental podemos ir en otra dirección: “lo legal debe ir de la mano con lo ético”. Si no soy yo, quién, si no es ahora, cuándo. Este debe ser un principio que rija no sólo la acción ambiental sino cualquier actividad del acontecer diario de la humanidad. No es casual que un principio financiero tenga su eco en un principio ambiental y viceversa. Somos en esencia una red social. Ya Friedman (2009) estableció una relación entre la desestabilización del mercado y de la madre naturaleza, teniendo, según él, ambas las mismas causas, y escribió sobre un colapso mayúsculo en la responsabilidad individual e institucional de actores clave tanto del mundo natural como del financiero: se privatizan los beneficios obtenidos del ambiente y sociabilizan las pérdidas creando cadenas perversas de riesgo creciente, evitando ser responsables de ellas más tarde e implantado una cultura de la irresponsabilidad.
La desestabilización de la madre naturaleza pudiera desembocar en una crisis ecológica, es decir, pudiera ocurrir un crack del crédito ecológico derivado de infravalorar los activos medioambientales que constituyen la base de toda la vida y prosperidad sobre esta tierra (Informe WWF, 2008), tal como han ocurrido crisis en el mundo de las finanzas repetidamente y cada vez más frecuente en los últimos años. Más crítico aún, algunos países basan su crecimiento y desarrollo en el capital ecológico de otras naciones del mundo y así viven en crisis permanente, cabalgándola y corriendo la arruga. Cabría preguntarse, ¿hasta cuándo subsistirá esta inestabilidad?, ¿tenderá a estabilizarse la relación del hombre con su medio ambiente por la vía de la ruptura abrupta o la confrontación social?, ¿o más bien la estabilidad se alcanzará por la vía del cambio de la estructura legal y político territorial existente y el reacomodo de la sociedad alrededor del capital ecológico? Todas las anteriores y cualquier otra pudiera ser la respuesta acertada.
Generalmente los humanos tendemos a no visualizar, comprender ni aceptar cambios a grandes escalas, tendemos a rechazarlos y sólo la llegada de las crisis nos hace vencer la resistencia. De nuevo, como se dice el argot financiero, estamos más cercanos al 50% de ocurrencia de un cambio ambiental drástico, que del 5% de ocurrencia.
Es urgente que los ciudadanos y los líderes construyamos una manera más sostenible de suplir nuestras necesidades y crear riqueza en equilibrio con nuestros recursos ambientales. Hoy día estamos sufriendo los efectos de la falta de acciones y de la toma de decisiones éticas desde hace muchos años para prevenir problemas ambientales. Tenemos tareas responsables pendientes como sociedad, como colectivo que quiere perpetuar su especie y conservar activamente los recursos naturales que poseemos como nación, que nos pueden dar independencia, ventajas comparativas y seguridad estratégica; todo esto solo en la medida en que los manejemos y gestionemos inteligentemente, lejos del principio YNE/TNE, caminando por la relación miedo-esperanza de forma tal que siempre predomine la esperanza y no perdamos el rumbo, lo cual equivale a decir no infravaloremos el riesgo y no esquivemos la ética.
Como país, no debemos seguir enganchados en ataques y guerras entre grupos, debemos concentrarnos en nuestro avance, en la Venezuela que queremos y generar oportunidades para todos por igual. El comenzar por un cambio de actitud del liderazgo global nacional con una agenda clara y compartida de país permitirá formar nuevas generaciones bajo un paradigma de desarrollo sostenible, con avances tecnológicos y financieros pero sin excesos ni préstamos ambientales predatorios. No nos hace ricos el tener una lista inmensa de inventario de riquezas sino el saber gestionarlas sosteniblemente en el tiempo.
Venezuela debe ser el producto de la sinergia de todos los venezolanos, de todo su talento humano alineado con un norte y con una direccionalidad. Podemos comenzar por el factor ambiental a agruparnos en torno a una agenda común, al fin y al cabo el ambiente es el espacio más democrático e incluyente que existe, todos necesitamos respirar aire puro, todos necesitamos tomar agua limpia y todos dependemos de alimentos cultivados en suelos fértiles.
Tenemos esta oportunidad antes de transitar por las elecciones próximas a celebrarse donde elegiremos nuestros representantes ante la Asamblea Nacional. Conocemos los problemas ambientales más acentuados que tenemos: generación ilimitada e incontrolada de residuos, falta de calidad de agua y de tratamiento de las aguas servidas para verterlas responsablemente al ambiente, disminución de la diversidad biológica, pérdida de suelos fértiles por invasiones incontroladas, quemas y deforestaciones, falta de oferta estratégica de energías limpias que poco a poco reemplacen las fósiles altamente contaminantes. En las crisis salieron y salen nuestras debilidades. Dicho coloquialmente: bajó la marea y nos dimos cuenta quien no tenía traje de baño.
Qué modelo de país queremos para resolver eficaz y oportunamente estos problemas y ejecutar soluciones adecuadas a un marco legal moderno que reduzca la curva de aprendizaje, que promueva la innovación, las nuevas tecnologías y el avance de nuestras generaciones propiciando progreso exponencialmente. Qué tipo de leyes necesitamos en un período de transición ambiental para crear incentivos que promuevan, por ejemplo, el salto quántico en el mercado de las energías limpias y de los procesos ecológicamente eficientes.
Necesitamos oír propuestas legales de la mano con principios éticos, enmarcadas en la convicción de que si no somos nosotros quién y si no es ahora cuándo -muy lejos del principio YNE/TNE- para avanzar ambientalmente, y luego de oírlas, discutirlas abiertamente para generar una agenda legal de país y cubrirla en lapsos de tiempo oportunos antes de seguir rebotando de crisis en crisis. De no hacerlo, la globalidad que apunta hacia esa vía nos seleccionará, nos apartará, y estaremos marcados por el rezago en el desarrollo de nuestro país. Podemos cambiar y hacer que esta escena se pierda pronto en nuestro retrovisor. www.ecoportal.net
Evelyn Pallotta. Biólogo ecólogo. Analista ambiental. Actualmente Directora General de Ecología y Ambiente del Estado Miranda. Republica Bolivariana de Venezuela.
¿Cuál es la importancia de la educación ambiental? ; TOMADO DE www.ecoportal.net
Más allá de la educación tradicional, es decir, del simple hecho de impartir un conocimiento, la educación ambiental relaciona al hombre con su ambiente, con su entorno y busca un cambio de actitud, una toma de conciencia sobre la importancia de conservar para el futuro y para mejorar nuestra calidad de vida. La adopción de una actitud consciente ante el medio que nos rodea, y del cual formamos parte indisoluble, depende en gran medida de la enseñanza y la educación de la niñez y la juventud. Por esta razón, corresponde a la pedagogía y a la escuela desempeñar un papel fundamental en este proceso.
En su definición sobre Educación Ambiental, las Naciones Unidas nos indica que ésta tiene como objetivos la formación de los individuos para conocer y reconocer las interacciones entre lo que hay de natural y de social en su entorno y para actuar en ese entorno. Intentando no imprimir a sus actividades orientaciones que pongan en grave deterioro el equilibrio que los procesos naturales han desarrollado, haciendo posible la existencia de una calidad ambiental idónea para el desarrollo de la vida humana.
Es necesario abordar la temática del cuidado del medio ambiente con la seriedad necesaria para poder revertir los hábitos que causaron daños, hasta la fecha, a nuestro planeta. Es necesario incorporar la idea que con el correr del tiempo y manteniendo comportamientos perjudiciales hacia el ambiente vamos perdiendo la oportunidad de tener una mejor calidad de vida, vamos deteriorando nuestro planeta y a los seres que habitan en él.
Es evidente la necesidad de sensibilización desde cada uno de nosotros, para repensar en qué valores y actitudes, se acoda el cambio cultural que debemos asumir, con respecto a las problemáticas ambientales.
Más allá de la educación tradicional, es decir, del simple hecho de impartir un conocimiento, la educación ambiental relaciona al hombre con su ambiente, con su entorno y busca un cambio de actitud, una toma de conciencia sobre la importancia de conservar para el futuro y para mejorar nuestra calidad de vida.
La adopción de una actitud consciente ante el medio que nos rodea, y del cual formamos parte indisoluble, depende en gran medida de la enseñanza y la educación de la niñez y la juventud. Por esta razón, corresponde a la pedagogía y a la escuela desempeñar un papel fundamental en este proceso.
La educación ambiental es un proceso educativo, integral e interdisciplinario que considera al ambiente como un todo y que busca involucrar a la población en general en la identificación y resolución de problemas a través de la adquisición de conocimientos, valores, actitudes y habilidades, la toma de decisiones y la participación activa y organizada.
El niño crece y se desarrolla bajo la influencia de un complejo proceso docente-educativo, en el que la escuela cumple un encargo social que tiene el objetivo de que el futuro ciudadano reciba enseñanza y educación, y se integre a la sociedad en que vive de una manera armónica, formado política e ideológicamente en correspondencia con los principios de nuestra sociedad. En este sentido hay que educar al niño para que ocupe plenamente el lugar que le corresponde en la naturaleza, como elemento componente de ésta. Él debe comprender que es parte integrante del sistema ecológico y que, como tal, tiene deberes que cumplir.
La formación y el desarrollo de hábitos correctos en los estudiantes, en lo concerniente a la protección del medio ambiente en la escuela y sus alrededores, contribuyen a vincular la teoría con la práctica y a familiarizarlos con estas tareas y exigencias a escala local. Esto facilita que comprendan la importancia de la protección del medio ambiente y sus distintos factores, a nivel regional y nacional, y cómo una sociedad puede planificar y controlar la influencia del medio ambiente en beneficio de la colectividad.
Aprovechar estos temas, que son contenidos de la enseñanza escolar pero con un fin, que no sea solo el de la información, que se transgreda ese límite. Que llegue hasta la formación de un ciudadano conciente e involucrado en esta problemática.
La necesidad de abordar la problemática ambiental requiere de una perspectiva que involucre la crítica de los distintos saberes y el desarrollo del conocimiento humano para la creación de alternativas. De ahí que, además de los obstáculos económicos y sociales dados por el estilo de desarrollo para abordar la problemática ambiental, las posibilidades de revertir los procesos de deterioro ambiental se ven también limitados por la propia conformación del proceso educativo y de construcción del conocimiento.
Es necesario abordar el estudio de lo ambiental en lo educativo desde una perspectiva sistémica. Debemos estar conscientes que la conceptualización de educación ambiental abarca contenidos de varios campos: conservación, equidad, contaminación, ambientes urbanos/rurales, derechos humanos, ecología, ciencias ambientales, educación integral, población, energía, pobreza, ética, desarrollo sustentable, sociedad, tecnología, calidad de vida, entre otros. Además, que dichos campos se entrecruzan y se traslapan. Debemos entonces concretar qué relaciones, interacciones, resultados o consecuencias nos interesa descubrir y posteriormente comunicar.
Desde el Estado es necesaria la incorporación con carácter obligatorio de la materia educación ambiental en favor de las generaciones futuras y una adecuada calidad de vida.
La educación ambiental en la Argentina está poco más que en pañales, pese a los esfuerzos y los planes oficiales que se están tratando de implementar, tanto en el Ministerio de Educación de la Nación como en los organismos equivalentes de las provincias, debido a: La falta de conexión entre las medidas individuales que se implementan y la problemática social, el carácter temporal de las acciones propuestas (no conducen a la formación de hábitos), no se permite desarrollar la creatividad de los sujetos, ya que no hay continuidad entre el contenido que se transmite y las concepciones y representaciones de los sujetos y para finalizar, la falta de la información sobre los problemas locales en conjunción con la problemática nacional. La asistencia oficial es escasa o prácticamente nula. Esto se debe, principalmente, a la precaria importancia que frecuentemente se da a la educación, tanto desde el estado como otros sectores de la sociedad, se traduce como una contracción del sistema educativo público, como efecto de un presupuesto bajo y la ausencia de un debate acerca de la calidad y beneficios de la educación impartida.
Esta educación trasciende el ámbito formal de la educación tradicional, no circunscribiéndose únicamente a los centros educativos, sino empleándose, también, en el ámbito laboral, en la empresa o el centro de trabajo, siendo éste un excelente vehículo para comunicar valores a favor del ambiente, relacionándolo con las características productivas. Por otra parte, el desarrollo eficaz de la educación ambiental demanda el pleno aprovechamiento de todos los medios públicos y privados de que la sociedad disponga, a través de diferentes sistemas y subsistemas de aplicación, vinculándose con la legislación, las políticas, los planes y programas de ejecución, las medidas y mecanismos de control y a todas las decisiones que los gobiernos adopten respecto al ambiente.
Se debe estimular la formación de sociedades socialmente justas y ecológicamente equilibradas, que conserven entre sí una relación de interdependencia y diversidad.
La educación ambiental, en el contexto del desarrollo sostenible, debe generar con urgencia, cambios en la calidad de vida y mayor conciencia en la conducta personal, así como armonía entre los seres humanos y de éstos con otras formas de vida.
La aplicación de la educación ambiental no consiste, entonces, en una mera aplicación de ajustes y complementos a los programas tradicionales de la educación, se trata, más bien, de convocar a nuevos enfoques, nuevos contenidos y nuevos métodos, haciendo más flexibles las tradicionales estructuras de los sistemas educativos. www.ecoportal.net
Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social – Argentina
Crisis y conciencia ambiental TOMADO DE www.ecoportal.net
Ha habido un aumento de sectores muy activos de la sociedad, que abrazaron la defensa del ambiente y del Planeta. Pero es válido preguntar: Creció la conciencia ambiental general o sólo aumentó el léxico empleado y el activismo ambiental? Más allá de la esperanza puesta decididamente en el avance genuino, y a riesgo de no caer simpático, debo decir que abrigo dudas más que razonables en torno a la percepción social sobre la raíz de los problemas ambientales, su abordaje, soluciones y modos de actuación.
Sobre la crisis ambiental mucho se ha dicho y escrito y seguramente mucho más es lo que en un futuro inmediato se seguirá diciendo o comunicando.
La profusión de noticias sobre un caso puntual, amenaza cada tanto convertirse en una catarata o alud casi incontenible, que en poco tiempo, colmata gran parte de los espacios informativos y comunicacionales.
Botnia, en su momento fue un ejemplo de ello, pero pasada la disposición de los medios o por otras razones, rápidamente la atención languideció, hasta casi desaparecer.
Como consecuencia positiva de estos hechos esporádicos, me atrevería a afirmar que un gran porcentaje de la población y de comunicadores, de cualquier nivel social o cultural, pueden señalar, cuando menos, varias de las aristas de los temas más conflictivos.
Muchas ONGs, científicos y expertos han contribuido en esa dirección.
Expresiones o frases, como: guerras del agua, contaminación, calentamiento global, fumigación, especies en peligro, deforestación, residuos, pasteras, minería a cielo abierto, etc., etc., etc., integran el vocabulario cotidiano y común, pero también el periodístico.
Lo que nos alentaría a pensar, que así como crecen los niveles de información, también se eleva proporcionalmente, la conciencia social en torno al tema.
Reconozco que ha habido un aumento de sectores muy activos de la sociedad, que abrazaron la defensa del ambiente y del Planeta, a través de un verdadero compromiso militante.
Por ello es válido preguntar: Creció la conciencia ambiental general o sólo aumentó el léxico empleado y el activismo ambiental?
Más allá de la esperanza puesta decididamente en el avance genuino, y a riesgo de no caer simpático, debo decir que abrigo dudas más que razonables en torno a la percepción social sobre la raíz de los problemas ambientales, su abordaje, soluciones y modos de actuación.
Observo por lo general, una tendencia casi mágica a creer que la crisis es producto directo y exclusivo de unos pocos responsables (que no digo que no lo sean) y así se imputa a acotados actores nacionales, extranjeros o globales.
Pese a no dudar que muchos de los acusados tienen mucho que ver en lo que nos pasa, creo que el entuerto es más dilatado y anida en gran parte en los comportamientos individuales, si bien me resisto a poner en un plano de igualdad a víctimas y victimarios, que los hay.
En el cuadro de imputados varios: el gobierno siempre está presente; en minería, Barrick Gold y La Alumbrera se llevan las palmas; Botnia, en pasteras; Repsol y PAN AMERICAN ENERGY, entre otros, petróleo; Monsanto, en soja; el imperialismo y el mercado en todo lo demás y paremos de contar.
Siempre he considerado, que las sociedades no son ajenas a nada de lo que les pasa.
Como decía Gandhi: Para liberar a la India debemos combatir contra los ingleses, los hindúes, pero sobre todo contra nosotros mismos.
Por ello y en un esfuerzo de amplitud mental, quizás, tendríamos que empezar a reflexionar, sobre lo que alguien dijera: “Gran parte del deterioro planetario, no pasa exclusivamente por unos pocos malos, sino por los muchos buenos”.
Antes de que me salten a la yugular, trataré de explicarme con algunos ejemplos, para que se entienda el atolladero en el que estamos inmersos.
Se sabe con certeza, que uno de los culpables de la crisis, es el modelo de transporte petróleo-dependiente, emisor de la mayor cantidad de gases que provocan el cambio climático.
La industria petrolera, a lo largo de poco más de un siglo, provocó los mayores desastres ambientales, sociales, económicos y humanos, con distintas y crueles guerras en su haber.
Observemos nada más, el crecimiento de los automotores particulares, que rompe record año a año en ventas, pero también en los muertos y heridos que genera.
Todos nos movilizamos por la inseguridad delictiva, pero poco hacemos ante este genocidio extendido, que provoca más tragedias que todos los hechos ilícitos violentos del país, juntos.
Sabe por qué no decimos nada sobre esto?, sencillamente porque somos parte del problema y rara vez nos denunciamos a nosotros mismos. Como dice la máxima penal: “Nadie está obligado a declarar contra si mismo”.
Antaño, cuando una mujer o un hombre salían, decían: “agarro la cartera o me pongo el saco”, hoy al salir “nos ponemos el auto”, aunque recorramos unos pocos metros o cuadras.
Se hacen campañas contra el tabaquismo, que es correcto, pero cuando estudios científicos demuestran que caminar media hora por microcentros atestados de automotores, equivale a fumar entre 15 y 40 cigarrillos por día, hacemos mutis por el foro.
Sigamos con otros ejemplos: En Argentina existen, según las fuentes, entre 40 y 50 millones de líneas de telefonía celular, que más allá de los 30.000 o 40.000 millones de pesos que se pagan anualmente y que gran parte se transfiere al extranjero (un disparate en un país con graves carencias), genera toneladas de residuos, en muchos casos altamente tóxicos y sin contar las radiaciones electromagnéticas, cuyos efectos, según algunos estudios científicos, podrían producir similares patologías que muchos productos químicos de uso generalizado.
Frente a esto, tampoco decimos nada, por cuanto hemos internalizado su uso y abuso.
Tan es así, que los ponemos al alcance de niños, que carecen de defensas para afrontar estos riesgos y cuya utilización desalientan los especialistas de todo el mundo.
No vaya a creer que soy un troglodita enemigo de todas las tecnologías. Creo que todas ellas son un medio, una herramienta y no un fin en si mismo, como muchos parecen aceptar.
Como toda herramienta, puede servir, tanto para la construcción como para la destrucción.
Podría reseñar más ejemplos, pero seguramente Ud. podrá engrosar la lista, con residuos urbanos, el uso irracional de papel o agua potable, la degradación de espacios públicos, megamercados, fast food y ruidos, entre otros problemas que ayudamos a crear o difundir.
Me parece que mucha gente, no sólo que no cuestiona estas delicias de la modernidad, sino que las desea y saldría a defenderlas a capa y espada en caso de verse privada de ellas. Fíjese en esta paradoja, mientras denunciaban el modelo agrícola, muchos ambientalistas, estaban a favor al “campo” en su puja con el gobierno.
Quién inicia a los hijos en el consumo de gaseosas, comida chatarra o la televisión?
Por curiosidad pregunto: qué pasaría en Francia, que el 80% de la energía eléctrica proviene de usinas nucleares, si gobernara un ecologista y anunciara: “no estoy dispuesto a seguir poniendo en riesgo la vida de los franceses y contaminar el ambiente por siglos con residuos atómicos, voy a cerrar todas las plantas nucleares”. Cuánto cree que se mantendría en su cargo?
Qué ocurriría en nuestro país?, si el gobierno que fuera, dijera, “no estamos dispuestos a seguir degradando el ambiente, matar personas, afectar la calidad de vida de la gente e hipotecar el futuro” y seguidamente prohibiera el transporte individual, la telefonía celular u otras tecnologías o emprendimientos, a las que ya nos hemos acostumbrado o resignado.
Las cacerolas volverían a relucir y sonar frenética e histéricamente en todos los rincones del país y quien tomara esa decisión, no podría mantenerse ni 24 horas en el gobierno.
Cualquier diccionario nos da la siguiente definición de CONCIENCIA: “Conocimiento que el ser humano tiene de su propia existencia, del estado en que se encuentra y de lo que hace”. O la: “Potestad para elaborar juicios personales de carácter moral y ético sobre lo que está bien y lo que está mal, con relación a sí mismo y a los demás”.
En definitiva conciencia es la facultad de “darnos cuenta” y poder juzgar nuestras propias responsabilidades.
No habrá en todo lo expuesto, algo de esa hipocresía, que magistralmente denuncia en su famoso poema Sor Juana Ines de la Cruz, cuando dice: Hombres necios que acusáis/ a la mujer sin razón,/ sin ver que sois la ocasión/ de lo mismo que culpáis.
En consecuencia, podríamos animarnos a afirmar que existe plena conciencia ambiental sobre la crisis que originamos, reproducimos y padecemos?.
Tenemos conciencia, nos damos cuenta?
Lo dejo para que lo piense y me despido hasta las próximas aguafuertes.
Ricardo Luis Mascheroni - Docente e Investigador Universitario – Argentina
Comprendiendo la Educación para el Desarrollo Sostenible TOMADO DE www. ecoportal.net
La falta de consenso sobre lo que es la educación ambiental puede ser la causa de algunas interpretaciones erróneas. Con frecuencia educación al aire libre, educación para la conservación y estudio de la naturaleza son todos temas considerados como educación ambiental. Al mismo tiempo, parte del problema se debe también a que el mismo término de educación ambiental es un nombre no del todo apropiado. En realidad, el término Educación para el Desarrollo Sostenible sería un término más comprensible.
Desde tiempos remotos la tierra ha representado fuente de vida para el hombre, proveyéndolo de todo cuanto ha necesitado para subsistir. De esta manera el hombre ha explotado, y continúa haciéndolo, los recursos que le brinda la naturaleza, sin embargo en las tres últimas décadas se ha hecho evidente la explotación indiscriminada e inconsciente de los recursos naturales renovables y no renovables.
El mundo está viviendo una serie de problemas como la explosión demográfica y degradación del ambiente por el exceso en el consumo de los recursos naturales; también está la contaminación global, pérdida de biodiversidad, destrucción de la capa de ozono, lluvia ácida, cambio climático, modificación atmosférica, desertificación por erosión, entre otros. Estos problemas tienen un impacto negativo y se puede observar en el entorno, la fuente de todos estos problemas es la falta de conciencia hacia nuestro ambiente.
La problemática ambiental se ha acelerado y agudizado en las últimas décadas, en un contexto en el que la globalización económica impone nuevas pautas para la producción y consumo de recursos. En dicho contexto la educación es una vía útil y necesaria para potenciar al máximo la formación y capacitación ambiental en distintos ámbitos de la sociedad, desde quienes tienen en sus manos la toma de decisiones importantes, hasta los niveles ciudadanos, en los que la actuación diaria incide en forma directa sobre el medio.
El principal problema no radica sólo en la explotación sino en la desinformación de las personas, quienes muchas veces tienen aptitudes apáticas hacia la conservación del ambiente por no conocer y concienciar la necesidad que cuidarla para el futuro.
La educación ambiental canaliza y orienta todas las inquietudes que poseemos para proteger y conservar nuestro ambiente, ofreciendo herramientas acordes para comunicar mensajes que logren el cambio necesario en la actitud de cada individuo, que garantice que los recursos existentes, puedan ser disfrutados por generaciones futuras.
Para comprender qué es la educación ambiental, es conveniente explicar lo que no es. La educación ambiental no es un campo de estudio, como la biología, química, ecología o física. Es un proceso. Para muchas personas, este es un concepto que se le hace difícil comprender. Mucha gente habla o escribe sobre enseñar educación ambiental. Esto no se puede llevar a cabo. Uno puede enseñar conceptos sobre esta problemática, pero no educación ambiental.
La falta de consenso sobre lo que es la educación ambiental puede ser una razón de tales interpretaciones erróneas. Con frecuencia educación al aire libre, educación para la conservación y estudio de la naturaleza son todos temas considerados como educación ambiental. Al mismo tiempo, parte del problema se debe también a que el mismo término de educación ambiental es un nombre no del todo apropiado.
En realidad, el término Educación para el Desarrollo Sostenible sería un término más comprensible, ya que indica claramente el propósito del esfuerzo educativo: educación sobre el desarrollo sostenible, el cual es en realidad la meta de la educación ambiental. El desarrollo es un proceso que esta estrechamente relacionado con el cambio ambiental; no puede examinarse desde un punto de vista exclusivamente económico, sino también en relación con aspectos ecológicos, sociales y culturales. Cualquier concepción de desarrollo cuyas propuestas orienten la actividad económica y social hacia unos determinados objetivos ignorando el contexto ambiental del sistema social, lleva a corto o medio plazo a un proceso de deterioro del medio natural que incluso puede frustrar el logro de los objetivos socio-económicos. Las consideraciones de orden ambiental no pueden ser ignoradas. Pero también una concepción estrictamente ecologista o ambientalista, que haga abstracción del sistema social, de sus conflictos, desigualdades y equilibrios, ocasiona un deterioro del medio ambiente, al no considerar los factores causales de orden social y económico que dan origen al desarrollo y al aplicar criterios de racionalidad ecológica ajenos a veces a los objetivos sociales.
El desarrollo sostenible es un concepto dinámico que requiere un conjunto de procesos de cambio en las relaciones entre los sistemas y procesos sociales, económicos y naturales propiciadores de una confluencia equilibradamente integrada entre el crecimiento económico, el progreso social, y el respeto por la diversidad biológica, y la diversidad cultural. En los comienzos del siglo XXI comenzó a surgir un amplio acuerdo en considerar que el desarrollo de una sociedad puede ser sostenible cuando pueda conservar los sistemas que hacen posible la vida y la biodiversidad, cuando pueda asegurar que el uso de los recursos renovables es menor que la capacidad del ambiente para renovarlos, cuando pueda minimizar la destrucción de los recursos no renovables y disponga de tecnología para sustituirlos; cuando pueda mantener la capacidad de transporte de los ecosistemas, y cuando pueda propiciar un equilibrio económico capaz de asegurar la justicia social.
La sostenibilidad implica pues la búsqueda de una convergencia entre el crecimiento económico, la protección ambiental y el desarrollo social. Pero hace falta una voluntad política, una concienciación ciudadana y un compromiso social para iniciar una transición hacia formas más sostenibles del desarrollo.
La educación para el desarrollo sostenible en la Argentina está poco más que en pañales, pese a los esfuerzos y los planes oficiales que se están tratando de implementar debido a: La falta de conexión entre las medidas individuales que se implementan y la problemática social, el carácter temporal de las acciones propuestas (no conducen a la formación de hábitos), no se permite desarrollar la creatividad de los sujetos, ya que no hay continuidad entre el contenido que se transmite y las concepciones y representaciones de los sujetos y para finalizar, la falta de la información sobre los problemas locales en conjunción con la problemática nacional. La asistencia oficial es escasa o prácticamente nula. Esto se debe, principalmente, a la precaria importancia que frecuentemente se da a la educación, tanto desde el estado como otros sectores de la sociedad, se traduce como una contracción del sistema educativo público, como efecto de un presupuesto bajo y la ausencia de un debate acerca de la calidad y beneficios de la educación impartida.
Hoy por hoy, mucho de los que se llama educación ambiental no tiene nada de educación ni de ambiental. Simplemente se la puede considerar propaganda verde, debido a la banalización de los conceptos ambientales en muchos ámbitos educativos.
Para encontrar una vida en armonía con el ambiente, lo primero que debe realizarse es obtener una población consciente de su pertenencia al todo que lo rodea. Se debe educar a las personas desde la infancia para que aprendan el cuidado necesario para no malgastar los recursos del planeta, para no ensuciar su entorno y para convivir con su vecino. www.ecoportal.net
Cristian Frers – Técnico Superior en Gestión Ambiental y Técnico Superior en Comunicación Social
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